Todos hemos oido alguna vez cuando nos hemos cruzado con un gato negro a alguien que ha dicho: “oh! cruzarse con un gato negro da mala suerte” (al igual que otros dichos supersticiosos como por ejemplo que pasar por debajo de una escalera da mala suerte, o que el número 13 también es de mal augurio, entre muchas otras).
Esta creencia se origina en la Edad Media, donde los gatos negros se relacionaban con la brujería. Se decía que eran familiares de las brujas, o incluso que eran las mismas brujas transformadas. Por ese motivo los gatos (sobretodo los negros) fueron perseguidos y quemados en hogueras. Aún hoy siempre que vemos representada a una bruja está acompañada de su fiel gato negro.
Pero no en todas las regiones se tiene este pensamiento. Por ejemplo, hay sitios donde al cruzarse con un gato negro si este tiene un lunar blanco en alguna parte de su cuerpo, ya no trae mala suerte. En algunos pueblos, si una pareja se cruza con uno de camino a la iglesia el día de su boda es señal de que todo irá bien. Incluso hay gente que cree que es un animal que trae suerte en los juegos de azar, y en otros países tener un gato en casa es símbolo de buena fortuna.
Ya veis que nuestros amigos gatos negros no son temidos y/o odiados por todo el mundo. En mi opinión son tan adorables como cualquier otro gato (si fuera por mi me hubiese quedado con el de la foto, con el que me cruzé un día de paseo) y más que miedo, si tengo un encuentro con uno, lo persigo y lo admiro.
¿Cuantos de vosotros creéis aún en esta superstición?